Cambios de humor muy marcados, aislamiento, problemas de conducta, dificultades escolares, baja autoestima, ansiedad, depresión, autolesiones o consumo de sustancias.

A través de una relación de confianza y respeto, donde puedan expresar sus pensamientos y emociones sin juicio. Se combinan técnicas individuales con sesiones de orientación familiar si es necesario.

Sí. Se respeta su privacidad, aunque se mantiene comunicación con los padres sobre aspectos relevantes del proceso, especialmente si hay riesgos para su bienestar.

Ayudarles a comprender sus emociones, mejorar su autoestima, aprender a comunicarse, tomar decisiones conscientes y gestionar conflictos internos y sociales.

Es importante escuchar su opinión, no forzarlo, y explicarle que la terapia es un espacio seguro para sentirse comprendido, sin juicios. A veces, una primera sesión basta para romper el hielo.